Soy adicta a las pequeñas cosas, siempre lo he dicho. Prefiero pequeñas demostraciones que grandes palabras.
Las palabras se van con el viento, pero los hechos, aunque sea en nuestra memoria, permanecen intactos, incluso los que escuecen.
Me ganan con la más mínima tontería, y suelo conformarme con lo que tengo. Sin embargo a veces me planteo si eso es realmente bueno.
¿Cómo puedo depender tanto de una sonrisa? ¿Y de una mirada?
Pues eso. Que ya no sé si es bueno apreciar tanto las pequeñas cosas. Pero mientras yo seguiré aquí, disfrutando de los pequeños momentos que me regalas.